El Siervo de Dios Carlo Acutis, como buen catequista, siempre ha intentado encontrar formas nuevas para ayudar a los demás a reforzar su fe. Por eso nos ha dejado como herencia sus Exposiciones entre las que destaca la de los Milagros Eucarísticos. Fue precisamente en 2002, visitando las exposiciones del Meeting de Rímini, cuando Carlo decidió montar una exposición sobre los Milagros Eucarísticos reconocidos por la Iglesia. Una ardua labor en la que también involucró a sus familiares durante dos años y medio aproximadamente. Los efectos espirituales que está aportando esta Exposición eran imprevisibles la vigilia. A día de hoy podemos afirmar que la Exposición ha estado en los 5 Continentes gracias también a la generosa contribución de algunas personas muy especiales, entre las que destacan los miembros de The Real Presence Association and Education que han ayudado tanto en esta obra.

Finalmente en 2014 hemos logrado terminar también esta exposición dedicada a la Virgen María que Carlo inició en 2006 pero que no pudo finalizar a causa de una leucemia fulminante que se lo llevó al Cielo en tan sólo unos días. Al joven Siervo de Dios Carlo Acutis le marcó profundamente en su camino espiritual la Virgen María, “humilde y alta más que otra criatura” (Dante Alighieri), y se trazó desde el principio el objetivo de imitarla en todas sus virtudes. La Virgen María era para él el mayor ejemplo de pureza y de amor incondicional a Dios.

María Santísima ha desvelado a los hombres la imagen de lo que la Iglesia, peregrina sobre la tierra, será un día al final de este mundo. Sabemos que la santidad para cualquier cristiano se hará realidad sólo a través de una intensa vida de Fe, Esperanza y Caridad. De estas tres virtudes teologales, María escribía Carlo, “es un modelo ejemplar y su ejemplo de fe, con el apoyo de su caridad perfecta, nos tiene que animar a seguir nuestro camino hacia la santidad a pesar de nuestra debilidades”.

Al escuchar el mensaje del Ángel que le anunciaba el nacimiento del Salvador que venía a establecer el Reino sin fin y la alianza entre Dios y los hombres, con su sí, María nos ha regalado el icono ideal sobre el que modelar también nuestra vida. El fruto sublime de esta cooperación suya en el plan de salvación de Dios ha sido su maternidad universal: “Por esta razón es nuestra Madre en el orden de la gracia” (LG, 61). En unión con Cristo y sometida a Él, Ella ha colaborado para obtener la gracia de la salvación para toda la humanidad, de forma única e irrepetible. Sufriendo con Él moribundo en la Cruz “cooperó de forma totalmente especial en la obra del Salvador” (LG, 61). Por eso se comprende bien el motivo que empujaba a Carlo a interesarse continuamente por todas las manifestaciones de la Virgen María que, como estrellas muy luminosas, desde hace más de dos milenios, han iluminado el camino de multitud de hombres.

“Sin duda - decía Carlo - los milagros realizados por la Virgen María durante sus apariciones en la tierra pueden ser de gran ayuda para que crezca la Fe de mucha gente…¿Cómo se pueden ignorar - se preguntaba a menudo - los llamamientos que la Virgen nos ha dejado?” “Sin embargo - decía - conociendo nuestra poca Fe, en su materna bondad, la Virgen ha querido realizar muchísimos milagros, precisamente para ayudarnos a creer y ¡a pesar de estas estruendosas señales, muchas, aún hoy, siguen siendo indiferentes!”

Carlo decía que “muchos hombres buscan señales del Cielo para reforzar su Fe, pero también son muchos los que por desgracia ni siquiera las buscan y si por casualidad las encuentran, las ignoran a propósito porque están demasiado ocupados con las cosas del mundo”. Sin embargo él nunca perdía el ánimo porque nutría en su corazón siempre viva la esperanza de que, antes o después, los Ángeles de la Guarda habrían creado las circunstancias favorables para sensibilizar las almas alejadas de Dios a emprender una vida más coherente con sus Leyes. Nuestro deseo, como el de Carlo, es que a través de esta exposición muchos vuelvan a encontrar el camino que conduce a Dios y puedan convertirse ellos también en portadores de luz para quienes aún están en la oscuridad.

 




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